CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE

SAINT-GOBAIN 18 L El impacto social de las viviendas de baja calidad a Organización Mundial de la Salud (OMS) es muy clara al respecto. Vivir en un alojamiento de mala calidad puede tener consecuencias psicológicas perjudiciales, como ansiedad, depresión y pérdida de autoestima... La organización atribuye 130 000 muertes al año en Europa a las condiciones inadecuadas de la vivienda. La Universidad de California en Berkeley también ha establecido que vivir en viviendas insalubres con humedad y moho aumenta en un 50 % el riesgo de desarrollar asma, alergias o infecciones. Y eso no es todo. Una mala acústica en el hogar puede alterar los patrones de sueño, causar fatiga y estrés y reducir la capacidad de aprendizaje. La OMS ha concluido que, a largo plazo, las perturbaciones acústicas también pueden provocar irregularidades hormonales, hipertensión arterial y un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares. La organización calcula que la población de Europa Occidental pierde cada año unos 61 000 años de vida saludable. Se calcula que una sexta parte de la población mundial lucha por mantener un techo bajo el que cobijarse. En los países del hemisferio sur, el problema es aún más grave: 597 millones de asiáticos y 238 millones de africanos sufren escasez de vivienda. Muchos viven en casas que son inestables, inseguras e incluso insalubres, sin agua corriente, alcantarillado, electricidad ni acceso al transporte público. Esto puede acarrear problemas sociales, que se suman a los problemas sanitarios y medioambientales ya creados por los edificios de baja calidad. Este coste supone una carga adicional para la comunidad. Vista aérea de un barrio en Sudáfrica. L © EyeEm/Tim Wege

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