CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE

CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE 27 Operativo o incorporado: cambiar la percepción del carbono oy en día es imposible hablar de descarbonización del sector de la construcción sin hacer la distinción entre dos tipos de emisiones de CO2: el carbono operativo y el carbono incorporado. En los últimos años se han realizado grandes esfuerzos para reducir las emisiones de carbono operativo relacionadas con el uso de los edificios, como la calefacción, los sistemas de refrigeración y la iluminación. Con la introducción de nuevas tecnologías y una legislación cada vez más estricta, las nuevas construcciones enfatizan sus atributos de bajo consumo energético, reivindicándose como «pasivas» o incluso «positivas», porque producen su propia energía. Pero aún queda mucho por hacer para llegar a cero emisiones de carbono. Reducir el carbono operativo es un primer paso importante, pero no basta para crear edificios con cero emisiones de carbono. La atención no debe centrarse únicamente en el uso del edificio, sino que también debe incluir todas las emisiones de CO2 que el edificio ha generado. Esto incluye desde la extracción de materias primas y la producción de materiales de construcción hasta la recuperación de residuos de obra y la demolición del edificio. Este es el principio subyacente al concepto de carbono incorporado, que representa casi el 50 % de las emisiones de CO2 de un edificio. Este carbono intrínseco tiene en cuenta todo el ciclo de vida útil de una construcción. Esto incluye desde el origen de las materias primas, que a veces requiere largos viajes, hasta la producción de los materiales, pasando por el final de la vida útil del edificio. A diferencia del carbono operativo, que puede abordarse a lo largo de la vida del edificio, especialmente mediante la rehabilitación energética, las emisiones de carbono incorporado son una parte indeleble de la envolvente del edificio (especialmente el aislamiento) y su equipamiento. De ahí la necesidad de prever cada etapa de una construcción desde el punto de vista de «cero emisiones netas», evaluando las entradas y salidas de emisiones. Ese es el reto al que se enfrenta actualmente la industria. Se trata de un reto global que requiere que los agentes de la construcción empiecen a pensar de forma circular, en lugar de lineal, lo que incluye ser proactivos en el abastecimiento de materias primas con una baja huella de carbono. En esta revolución copernicana hacia un mundo de la construcción por fin totalmente descarbonizado, el sector tendrá que mejorar el diseño de los edificios y los procesos de producción para hacerlos más eficientes, con menos emisiones de CO2. H

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