CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE

CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE 37 O.R.: En el BPIE hemos desarrollado un «Pasaporte de reforma de edificios» dedicado a estos proyectos específicos. Esta herramienta define los pasos que hay que dar para preparar un edificio para el futuro. En concreto, nos permite abordar un doble reto: reducir el impacto ambiental del proyecto y mejorar su resiliencia al cambio climático. Una intervención, una inversión. ¿Hay suficientes expertos en sostenibilidad? O.R.: Todavía no. Y esto representa también una verdadera oportunidad de negocio. En el sector de la construcción existe una fuerte demanda de servicios innovadores que ayuden a los propietarios y promotores inmobiliarios en sus esfuerzos de descarbonización. I.A.: Cada vez hay más personas formadas y empleadas en estos ámbitos, y de las universidades salen hoy muchas personas competentes. Soy bastante optimista y creo que estos expertos se integrarán cada vez más naturalmente en los procesos de toma de decisiones de los proyectos de construcción. O.R.: La paradoja es que, sobre el terreno, también sufrimos una verdadera escasez de trabajadores cualificados. Por tanto, el sector tendrá que invertir en la formación y mejora de las cualificaciones de la mano de obra existente para aumentar su atractivo. La innovación y la digitalización pueden contribuir a ello. En Europa, la mayoría de los edificios actualmente en pie no cumplen las normas de sostenibilidad. ¿Qué recomendáis? ¿Es necesario arrasar las ciudades históricas y empezar de cero? I.A.: ¡Claro que no! Todo lo contrario. En esencia, un edificio que se ha utilizado durante siglos es más sostenible que un edificio construido en los años setenta u ochenta. Pero lo que ha cambiado es la forma en que utilizamos esos edificios. Con nuestros equipos eléctricos y electrónicos y nuestra iluminación artificial, creamos una carga térmica interna mucho mayor que en el pasado. Por tanto, los edificios muy antiguos se enfrentan al doble reto del cambio climático externo y de los cambios en su uso interno. En el futuro, nuestros distritos históricos tendrán que ser capaces de soportar el doble o incluso el triple de precipitaciones. Por tanto, debemos mejorar la resiliencia de las ciudades históricas sin poner en peligro su valor histórico y cultural. O.R.: De hecho, el requisito previo es garantizar que los edificios históricos sean capaces de hacer frente a las consecuencias del cambio climático sin dejar de ofrecer a los residentes un entorno seguro y saludable, incluso en condiciones meteorológicas extremas. El camino por recorrer es largo, ya que algunas zonas urbanas están completamente cubiertas de revestimientos artificiales incapaces de absorber el agua de lluvia. Así que, sin llegar al extremo de demoler los edificios, tenemos que plantearnos construir las infraestructuras de otra manera y crear espacios para devolver la naturaleza a las ciudades. Debemos considerar nuestros edificios como parte de un ecosistema más amplio y preguntarnos qué puede aportar cada uno de ellos a su entorno inmediato. De hecho, los edificios pueden contribuir a la resiliencia general de todo un barrio, por ejemplo con cubiertas verdes de vegetación que absorban el exceso de lluvia. Así, multiplicando estas adaptaciones, podemos aumentar claramente la resiliencia de toda la ciudad a las consecuencias del cambio climático, preservando al mismo tiempo su alma. > Ilari Aho Ilari Aho, presidente de Consejo Mundial de Construcción Ecológica (WorldGBC)

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