CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE

SAINT-GOBAIN 48 Para cualquier edificio nuevo, es importante estudiar el terreno, su orientación, el microclima que lo rodea. Elementos naturales como el sol o el viento tendrán un gran impacto en su eficiencia energética. Del mismo modo, es importante tener en cuenta el uso futuro del edificio, así como su distribución, para mejorar el rendimiento energético.» Adrian Joyce, secretario general de EuroACE, la Alianza Europea de Empresas para la Eficiencia Energética de los Edificios, y director de la campaña Renovate Europe. Desde el hemisferio norte hasta el hemisferio sur, este paso debe adaptarse a los factores geográficos y al cambio climático. En cualquier lugar del mundo, la prioridad es controlar la temperatura interior y el nivel de insolación, limitar el uso de la calefacción en invierno en los países nórdicos y del aire acondicionado en los países cálidos. Esta batalla se libra en dos frentes: el acristalamiento y el aislamiento. Por el lado del acristalamiento, la construcción en capas del vidrio de control solar deja pasar la luz solar e irradia o refleja el calor, según sea necesario. La gama de soluciones es ahora lo bastante amplia como para adaptarse a distintos climas y necesidades. Los acristalamientos dinámicos como SageGlass® de Saint-Gobain tienen un carácter camaleónico, ya que adaptan automáticamente su tonalidad al nivel de luz solar. Esta solución también es perfecta en zonas más templadas para edificios cuyas fachadas son totalmente de cristal y deben contrarrestar los efectos del sol. Tomemos el caso del Murphy Center, un edificio emblemático de la Universidad Estatal de Middle Tennessee. En esta estructura acristalada de 3000 m² se celebran muchos partidos de baloncesto y conciertos. Y gracias a la renovación total de sus fachadas con acristalamiento inteligente, ya no hacen falta cortinas ni persianas, puesto que el tono del cristal se adapta en tiempo real a la cantidad de luz. Además de ser avanzada en términos de comodidad para el usuario, la solución ayuda a la universidad a alcanzar sus objetivos medioambientales al reducir significativamente su necesidad de aire acondicionado. Un reto de muchos países más septentrionales es mantener temperaturas interiores agradables en invierno, limitando al mismo tiempo el uso de la calefacción. En Noruega y Suecia, el triple acristalamiento forma parte del paisaje energético desde hace mucho tiempo. Las fachadas de los edificios aprovechan al máximo el uso de capas: un muro, una capa aislante, una cámara de aire y un revestimiento reforzado con materiales herméticos y un aislamiento grueso. Conjunto de fuentes de energía a todos los niveles Debido a la importancia del carbono operativo (consulte la página 27), la energía necesaria para el funcionamiento de los edificios, es fundamental abordar la descarbonización del conjunto de fuentes de energía a escala continental, nacional e incluso local. Paralelamente a los debates nacionales sobre el uso de energías fósiles y nucleares, las energías renovables ocupan un lugar central en los debates de la Unión Europea. El plan europeo REPowerEU busca incrementar el objetivo de uso de energías renovables del 40 % al 45 % para 2030. Existe una amplia gama de opciones de energías renovables, como la geotérmica, la solar y el biogás. Pueden ayudar a diversificar el conjunto de fuentes de energía y producir electricidad, calor, aire frío o gas a un coste razonable. Las energías renovables, combinadas con equipos de alta eficiencia, como calentadores de agua solares, bombas de calor y calderas de bajo consumo, contribuyen a la descarbonización de los edificios. Claro está, siempre que los edificios sean suficientemente herméticos y estén térmicamente aislados. Este planteamiento debe adoptarse también en el nivel de la ciudad, del barrio e incluso del edificio. Algunos edificios ya incorporan revestimientos equipados con paneles fotovoltaicos, que producen su propia electricidad. Desarrolladas por el Grupo Saint-Gobain en los Países Bajos, las fachadas que incorporan energía fotovoltaica integrada en el edificio (BIPV) ilustran este concepto de vivienda de bajo consumo energético. La electricidad producida la utilizan directamente los residentes y cubre el 40 % de las necesidades del edificio. «

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