CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE

CONSTRUIR UN FUTURO SOSTENIBLE 51 Con 357 000 habitantes, Malmö, separada de Dinamarca por el puente de Oresund, es la tercera ciudad más grande de Suecia. Víctima de inundaciones estacionales recurrentes, la ciudad corre el riesgo de quedar sumergida en el agua. Esa es sin duda una de las razones por las que los equipos municipales se plantean otras formas de diseñar la ciudad y está asumiendo un papel pionero en la creación de ecobarrios. «Malmö ganó el Premio Mundial del Hábitat de las Naciones Unidas en 2010 por crear un barrio tan sostenible como el de Augustenborg, tanto desde el punto de vista ecológico como económico y social», afirma orgullosa Helen Johansson. En 2014, la ciudad sufrió inundaciones, con 125 mm de precipitaciones en solo seis horas. Y las pruebas eran claras. Las superficies impermeables de las partes «convencionales» de la ciudad retuvieron el agua, provocando que los sótanos de muchas casas se inundaran con 1-1,5 m de agua. En cambio, el barrio de Augustenborg absorbía los chaparrones de forma controlada y regulada gracias a sus cubiertas, muros e islas verdes. Para los barrios «convencionales», el coste material de la inundación fue muy elevado, entre 53 y 62 millones de euros solo por los daños en los edificios. Helen Johansson explica que, paradójicamente: El deterioro de las condiciones climáticas ha sido probablemente el mejor embajador de las llamadas soluciones ecosistémicas, basadas en los beneficios que el ser humano obtiene de los ecosistemas.» Helen Johansson Añade que, respecto a la instalación y el mantenimiento: «Los muros verdes son muy eficaces y agradables para vivir, pero suelen ser costosos y difíciles de mantener, mientras que las cubiertas verdes son relativamente fáciles de implantar y más asequibles». La cubierta verde más sencilla consiste en unos 5-10 cm de vegetación y sustrato instalados sobre una capa impermeabilizante y requiere mantenimiento unas dos veces al año. Estas superficies vegetadas forman parte de las soluciones que permiten aislar térmicamente un edificio y retener o retrasar el flujo del agua de lluvia. Helen está convencida de que «simplemente plantando en los tejados existentes ya podríamos frenar un poco el cambio climático». «

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