DESCUBRE el artículo completo en nuestra revista online Construyendo un futuro sostenible Sin embargo, a medida que se avanza en el proyecto, el impacto sobre las emisiones disminuye. El hecho de favorecer los materiales de bajo impacto en carbono, aquellos que se considera que encarnan la imagen de la construcción sostenible pero que también tienen un coste más elevado, tiene en realidad un potencial limitado para reducir el carbono integrado del proyecto: menos del 30%. PENSAR EN EL CICLO DE VIDA Por naturaleza, la construcción sostenible no se limita a los efectos inmediatos, sino que se extiende a largo plazo. Y este plazo, necesariamente ampliado para responder al reto de la crisis climática, también permite a la construcción sostenible crearse su reputación en términos de coste. Nos anima a considerar los costes de un edificio a lo largo de todo su ciclo de vida, y no solo en el momento de su construcción. Y, sin embargo, el 75% de los gastos totales de un edificio se producen durante su fase de funcionamiento, lo que incluye la conservación, el mantenimiento, las reparaciones y el consumo de recursos como el agua y la energía. Al optimizar la longevidad de los productos, la eficiencia energética, el consumo de recursos y las estrategias de gestión de residuos, un nuevo edificio sostenible presume de unos gastos de funcionamiento un 14% inferiores a los de su homólogo tradicional (fuente: World Green Building Council). Además, las propiedades sostenibles ofrecen una clara ventaja de mercado. Son más apreciadas y, por tanto, más rentables. A medida que los inversores y los ocupantes están más informados y preocupados por el impacto ambiental y social del entorno construido, los edificios con mejores credenciales de sostenibilidad son más valorados por compradores e inquilinos. 63
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